Desde el año 2008, ocupó el puesto de responsable del Área de Biología en el Laboratorio de Vigilancia y Control de la Contaminación de Palmones de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Durante estos años, ha trabajado en el seguimiento de indicadores biológicos para la implantación de la Directiva Marco del Agua tanto en ambientes continentales como litorales. En este periodo, destaca también su participación en el proceso de acreditación del laboratorio para diferentes ensayos biológicos.
Además, desde hace casi 10 años, Juan Corzo colabora con el departamento de Medio Ambiente de ENAC, primero como experto y posteriormente como auditor técnico, participando en los procesos de acreditación relacionados con los indicadores biológicos, tanto de muestreo como de determinación taxonómica y cálculo de índices bióticos.
¿Por qué decidiste colaborar con ENAC?
Sinceramente, por ganas de aprender. Llevaba varios años trabajando en el laboratorio conforme a la norma ISO/IEC 17025, incluso había pasado ya por alguna auditoría y sabía de la importancia de los registros, los procedimientos, etc., pero no tenía una idea global del funcionamiento de la norma ni siquiera de la sistemática de las evaluaciones o de las implicaciones que podía llegar a tener que una entidad tuviera determinados muestreos y ensayos en su alcance. Así que me apetecía mucho conocer el proceso de acreditación, entender por qué es tan importante que todo esté documentado, que haya criterios claros para tomar decisiones o que exista una trazabilidad desde que se contrata el servicio hasta la emisión del informe del resultado, todo ello teniendo en cuenta las necesidades de los clientes y de la propia administración que requiere estos trabajos.
Tras cerca de 10 años colaborando con ENAC, ¿cómo valorarías tu experiencia como experto técnico?
Mi experiencia es enormemente positiva. Colaborar con ENAC ha sido un estímulo permanente para continuar aprendiendo y mejorando. A pesar de ese espíritu unificador de la norma, cada evaluación es diferente, las entidades, los técnicos, los procedimientos, los compañeros de ENAC…, incluso en las evaluaciones de seguimiento de entidades que llevan muchos años acreditadas, encuentras interpretaciones diferentes de la norma o de los procedimientos que obligan a seguir investigando diferentes aspectos.
No se puede olvidar el trato con el personal de ENAC. Quizá los más próximos son los auditores jefe, que son con los que trabajamos más estrechamente, pero la relación con el resto de departamentos -administración, formación, gestión de auditores, etc.- es siempre excelente.
¿Cuáles son los principales beneficios profesionales que destacarías de colaborar con ENAC?
En mi opinión, el principal beneficio es la actualización permanente. Las evaluaciones te obligan a estar siempre atento a las publicaciones de la normativa, las revisiones de los protocolos... Por otra parte, conocer tantas entidades permite ver distintas formas de trabajar, distintos equipos de muestreo y análisis, bibliografía, etc.
Conocer tantas entidades permite ver distintas formas de trabajar, distintos equipos de muestreo y análisis, bibliografía, etc.
¿Qué resaltarías del papel de un experto técnico en una auditoría de ENAC?
El experto técnico es un apoyo fundamental para el auditor jefe. Hay que tener en cuenta que el auditor jefe, independientemente de su formación no puede ser especialista y estar al día de todas las técnicas. El experto es la persona que colabora para que el auditor pueda llegar al conocimiento de todos los detalles del ensayo en cuestión.
El experto es la persona que colabora para que el auditor pueda llegar al conocimiento de todos los detalles del ensayo en cuestión.
Además, los ensayos biológicos conllevan una complejidad añadida respecto a otros análisis más procedimentales, ya que, por ejemplo, en la mayoría de los casos, la toma de muestra forma parte del análisis para el cálculo del resultado final del ensayo. También las determinaciones taxonómicas exigen un alto nivel de cualificación de los analistas. Todo ello hace que sea fundamental la simbiosis entre el experto técnico y el auditor jefe para que la auditoría sea realmente efectiva.
La apuesta de las administraciones en el sector medioambiental por exigir la acreditación de los ensayos biológicos conforme a la norma UNE-EN ISO/IEC 17025 en los últimos años ha sido crucial para garantizar la calidad de los datos utilizados en la implantación de la Directiva Marco del Agua en España
Por tu experiencia, ¿qué aporta la acreditación en tu ámbito de actividad y en tu sector medioambiental y en concreto del agua?
La apuesta de las administraciones en el sector medioambiental por exigir la acreditación de los ensayos biológicos conforme a la norma ISO/IEC 17025 en los últimos años ha sido crucial para garantizar la fiabilidad de los datos utilizados en la implantación de la Directiva Marco del Agua en España. Cuando en el año 2000 se publicó la DMA y comenzó su puesta en marcha, prácticamente cada comunidad autónoma tenía su propio criterio de evaluación del estado de las masas de agua. Ha sido necesario un intenso proceso, primero, de homogeneización de los protocolos y criterios y, luego, de aseguramiento de la calidad para que los datos que se utilizan en el seguimiento de la directiva sean comparables y trazables.
Muchos de los ensayos biológicos han sido ya contrastados y podemos encontrar los procedimientos en la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, de las Confederaciones Hidrográficas o de otras administraciones. Algunos, por su complejidad operativa o por su reciente publicación aún no han sido acreditados por ninguna empresa, pero la mayoría de ellos se encuentran ya en el alcance de las empresas del sector y se exige la acreditación en los pliegos de contratación como garantía de la validez de los resultados.
Uno de los requisitos de la acreditación que más ha contribuido a la mejora de la fiabilidad de los resultados es la necesidad de realizar ejercicios de intercomparación de los ensayos que demuestren la validez de los resultados, al menos, de las determinaciones taxonómicas que suele ser el aspecto más crítico y el que requiere mayor cualificación.
Así, que en pocos años hemos pasado de trabajar de una forma anárquica e incierta, a tener unos procedimientos y unos criterios de ensayo uniformizados y contrastables que permiten establecer con certeza los valores del “Estado ecológico” de nuestras masas de agua.
Uno de los requisitos de la acreditación que más ha contribuido a la mejora de la calidad de los resultados es la necesidad de realizar ejercicios de intercomparación de los ensayos que demuestren la validez de los resultados