Entrevista con el Dr. Antonio Buño. Jefe de Servicio de Análisis Clínicos-Hospital Universitario La Paz (H. U. La Paz)

¿Cómo ha influido la implantación de la norma 15189 en la actividad de su laboratorio?

 

Haciendo un poco de recuerdo histórico, el laboratorio de urgencias del Hospital Universitario La Paz obtuvo la certificación mediante norma ISO 9001:2000 en el año 2003, proyecto liderado por la Dra. Teresa Contreras siendo responsable del laboratorio entonces la Dra.Felicitas Mateos. Ya en ese momento se impregnó una cultura de gestión de la calidad más allá del concepto tradicional de calidad que existía en el laboratorio. Cuando en 2005 optamos por dar el paso de acreditar la competencia técnica de las actividades de dicho laboratorio, partíamos de una situación de ventaja dado que los requisitos de gestión de la norma prácticamente estaban ya rodados tras unos años de experiencia. Desde un principio supimos que subíamos el listón unos cuantos escalones y estábamos convencidos que seríamos capaces de superarlos, hecho que el tiempo nos ha demostrado. Todo comienzo siempre es difícil y más cuando no teníamos a quien “copiar” ni preguntar, dado que fuimos el primer laboratorio clínico en conseguir este logro en noviembre de 2005, hace ahora 9 años. Al principio costó acoplar en la rutina diaria ciertos conceptos, máxime tratándose de un laboratorio con actividad de 24 horas que siempre supone una dificultad añadida. Pero con el tiempo, puedo decir que hemos ganado en seguridad en nuestros procedimientos, somos más organizados y previsibles, las respuestas ante cualquier imprevisto o incidente son más uniformes.

 

Todo ello evidentemente redunda en un mejor servicio en la atención a nuestros pacientes que es sin duda el auténtico leitmotiv de nuestro quehacer y que ha sido el principal beneficio que ha aportado la acreditación.

 

A finales de 2009 y tras cuatro años de experiencia, decidimos ampliar el alcance a las actividades del laboratorio de alta resolución para pacientes con enfermedad renal integrado en el laboratorio de urgencias, así como a las de la unidad de extracciones y a una parte del área preanalítica del Servicio. Supuso una extensión del conocimiento, formas y maneras de actuar que reconocíamos como buenas y positivas a otras áreas. Pasado un tiempo fuimos de nuevo los primeros en obtener la acreditación mediante alcances flexibles que, como su propio nombre indica, hace referencia a la flexibilidad para que actividades de nueva incorporación en la cartera de servicios puedan verse beneficiadas de lo bueno que tiene la acreditación de la competencia técnica.

 

El resto de actividades del Servicio, aun no estando bajo el alcance de la acreditación, he de reconocer que tienen una parte importante de su trabajo bajo la influencia, si se me permite utilizar la expresión, de la norma ISO 15189. El know-how existente en el Servicio debe ser aprovechado por otras áreas que puedan beneficiarse, no solo dentro del Servicio sino en otros Servicios y Unidades de laboratorio clínico en el hospital.

 

También creo que ha supuesto para el Hospital y sin duda para el Servicio un destacado prestigio que ha tenido consecuencias positivas además de en la asistencia,  en temas de docencia y de investigación, facetas ambas de importante desarrollo en el Hospital.

 

¿Qué beneficios destacaría que les ha aportado la acreditación de ENAC?

 

Se me ocurre poder agrupar los beneficios obtenidos con la acreditación en 4 dimensiones. Beneficios para nuestros clientes entendidos como tal tanto los clínicos como los pacientes, beneficios organizativos para la institución, beneficios para los trabajadores y beneficios económicos.

 

En relación a la primera dimensión, y como comentaba anteriormente, nos ha aportado seguridad y uniformidad en nuestras actuaciones. Ayuda sin duda a que los resultados e informes emitidos desde el laboratorio tengan mayor fiabilidad contribuyendo a una disminución del número de errores y reclamaciones debido a una mejor gestión de los procedimientos del laboratorio. Destacaría lo muchísimo que se ha trabajado a lo largo de estos años en todo lo relacionado con el control de calidad de la fase analítica y la gran mejoría que supone en la calidad de los resultados. Se ha convertido casi en una auténtica profesión y ello es innegable que tiene claro impacto en el mejor cuidado de los pacientes.

 

Asimismo las evaluaciones regladas siguiendo protocolos reconocidos internacionalmente como los del CLSI (Clinicaland LaboratoryStandardsInstitute)  para la evaluación y validación de métodos antes de emitir cualquier resultado de un paciente, aporta claros beneficios en esta dimensión.

 

Otro beneficio indiscutible es la mejora en la confianza que los servicios clínicos tienen del laboratorio. A ello ha contribuido el acercamiento que desde el laboratorio hemos tenido desde hace tiempo con todos ellos, seña de identidad de nuestra maestra la Dra. Felicitas Mateos, facilitado también por el proyecto de descentralización de gasometrías (point-of-care-testing) liderado desde el mismo laboratorio de urgencias.

 

En cuanto a los beneficios que puede aportar a la institución podríamos considerar la contribución que un tiempo de respuesta útil tiene en la mejora en la organización  de algunos servicios, destacando fundamentalmente los Servicios de urgencias, hospitales de día como el de Oncología y unidades de pacientes críticos.

 

Un tiempo de respuesta útil repercute de forma clara en la actividad de estos servicios, y la monitorización de este indicador así como las múltiples acciones llevadas a cabo para su mejora han sido facilitadas tras la implantación de la norma ISO 15189. Es sin duda un sello de identidad de nuestra actividad, todo ello sin que implique menoscabo de la calidad en los resultados.

 

En cuanto a los beneficios que la norma puede aportar al personal que trabaja en el laboratorio, siendo conocedores que es el patrimonio más importante con el que contamos, destacaría en primer lugar un mayor nivel técnico y de conocimientos gracias en parte a los procedimientos establecidos de cualificación, evaluación y formación continuada llevados a cabo en el seno de la norma ISO 15189. Saben que son competentes, como la propia norma indica, para el trabajo que han de desempeñar. Esto les da seguridad y confianza y redunda en una mejora en la calidad de los resultados. Se han hecho muchos esfuerzos en la mejora del clima de trabajo teniendo en consideración, como antes comentaba, las dificultades que entraña un laboratorio con 3 turnos de trabajo continuado. El personal técnico y facultativo trabaja en un ambiente ordenado, con tareas bien organizadas donde se intenta que nada quede sujeto a la improvisación y esto repercute de nuevo en un mejor servicio a nuestros pacientes.

 

Por último en términos económicos, aunque conlleva un desembolso en concepto de costes directos por conceptos como mantenimientos del expediente o sistemas de gestión documental, y aun no siendo posible documentarlo de forma objetiva, mi opinión es que contribuye de forma clara a un ahorro de recursos materiales, a una optimización de los recursos humanos y a una racionalización de los espacios físicos. Mejoras en el control de los productos adquiridos, control de caducidades o mantenimiento preventivo reglado de los analizadores contribuyen a un mejor aprovechamiento de los recursos. A ello se suma un seguimiento periódico del rendimiento de todos los reactivos adquiridos. La mejor formación del personal en los analizadores disminuye el porcentaje de repeticiones innecesarias, errores en la calibración de métodos de medida o actuaciones incorrectas en función de resultados de control de calidad analítico.

 

¿Considera que la acreditación está suficientemente valorada por las autoridades sanitarias y por los usuarios?

 

La respuesta a esta pregunta en mi opinión es un no claro. En primer lugar porque el laboratorio clínico creo que es un área relativamente transparente dentro de las organizaciones sanitarias y de cara al ciudadano. Los pacientes tienen contacto con el momento de la toma de muestras, básicamente la extracción de sangre, pero desconocen cuál es el funcionamiento y la organización de un laboratorio. Los servicios clínicos en general también desconocen en gran medida como trabajamos excepto en especialidades concretas y en áreas determinadas. Siempre he defendido que una parte importante de la responsabilidad de esta situación es nuestra dado que no hemos sabido acercarnos lo suficiente a nuestros compañeros o establecer colaboraciones a nivel de sociedades científicas. Partiendo de esta base, los sistemas de gestión de la calidad en el laboratorio son aún más desconocidos. Sirva como ejemplo que conceptos como certificación y acreditación son en opinión de muchos absolutamente superponibles y se utilizan de forma indistinta. En nuestra experiencia, casi la única necesidad donde se nos pregunta o requiere por estas cuestiones es cuando se solicita aportar en el seno de ensayos clínicos lo que ellos llaman certificados de calidad.

 

A nivel de las autoridades sanitarias creo que, salvo contadas excepciona en nuestro país como ocurre en la Comunidad de Aragón donde, de nuevo el desconocimiento es grande, tanto de la situación actual como de las diferencias de conceptos. A pesar de que en el laboratorio clínico llevamos años de ventaja en relación con otras especialidades clínicas en todo lo relacionado con conceptos de calidad y sistemas de gestión de la calidad, esto no lo hemos sabido poner en valor. Creo que se han realizado muchos esfuerzos puntuales, pero echo en falta una planificación a nivel de las autoridades sanitarias a este respecto y que suponga en cierto modo un reconocimiento y una valoración del plus que un laboratorio acreditado puede aportar para el cuidado de los pacientes.

 

Creo que es importante destacar también el reconocimiento que supone a nivel internacional. El escenario por el que esta ventaja pueda repercutir de forma positiva en nuestro día a día es en principio remoto, pero qué duda cabe que poder demostrar la competencia técnica mediante el cumplimiento de los requisitos de la norma en entornos internacionales, puede suponer una ventaja añadida. Algún ejemplo hemos tenido en la participación de estudios multicéntricos a nivel internacional donde sí se ha sabido entender lo que supone realizar las determinaciones en un laboratorio acreditado.

 

¿Cómo valora estos 9 años como laboratorio acreditado?

 

Pues sin duda la valoración es muy positiva en líneas generales. Como he dicho anteriormente, la consecución de la acreditación mediante la norma ISO 15189 supuso en el año 2005 un importante esfuerzo. Pero no menos importante ha sido el realizado para mantener a lo largo de todos estos años este logro, habiéndose incluso ampliado el alcance del mismo en 2009. Ha ayudado sin duda a vertebrar la actividad del laboratorio y a mejorar de forma decidida la calidad científico-técnica de los que en él trabajan y por tanto de los resultados e informes de pacientes que en él se generan. También ha supuesto un prestigio del que sin duda nos sentimos orgullosos.

 

Esta enorme tarea fue inicialmente liderada por la Dra. Teresa Contreras y en los últimos 8 años por la Dra. Pilar Fernández Calle, ambas como coordinadoras de calidad del Servicio. A ambas he de agradecer el trabajo realizado al que hay que sumar el esfuerzo de mucha gente a lo largo de estos 9 años.

También quisiera destacar que a lo largo de estos años, desde un punto de vista docente, son muchos los profesionales que han tenido la oportunidad de formarse en nuestro Servicio, bien residentes propios o de otros hospitales que han venido específicamente para conocer de primera mano cómo se trabaja en un laboratorio acreditado mediante la norma ISO 15189. Ello ha permitido impregnar de cierta cultura y vocabulario específico a estos profesionales y de buenas prácticas que, como en algún caso nos consta, han trasladado a otros centros.

 

¿A qué retos considera que se enfrentan los laboratorios clínicos en el futuro?

 

El laboratorio clínico ha experimentado un gran progreso y desarrollo en los últimos años debido por un lado a los importantes avances tecnológicos y en automatización ocurridos, y sin duda influenciado también por las restricciones económicas a las que estamos sometidos. Los cambios que experimenta la sociedad como el envejecimiento de la población, el aumento de la inmigración o un cambio en el perfil de patologías a estudiar, junto con la necesidad de la sostenibilidad del sistema sanitario han de influir sin duda en los nuevos modelos de organización de los laboratorios. Como algunos autores expresan, la evolución darwiniana del laboratorio camina hacia una mayor integración y consolidación de procesos.Mejorar nuestra eficiencia mediante la creación de alianzas, integraciones o redes de laboratorios aprovechando las tecnologías de la información será algo necesario aunque no suficiente como garantía de éxito.

 

Debemos aplicarnos en conseguir una mayor involucración en la creación, aplicación y distribución del conocimiento del laboratorio para un correcto cuidado del paciente. Debemos de preocuparnos más por un uso eficiente de las pruebas de laboratorio y no tanto por el número de las mismas. Optimizar las relaciones con los distintos servicios clínicos actuando como verdaderos consultores tanto en la solicitud adecuada de pruebas como en su correcta interpretación debería ser un objetivo irrenunciable.Hemos pues de aportar un valor añadido que nos permita, reproduciendo palabras del Dr. Fernando Cava, convertir el laboratorio en un “valoratorio” en vez de un “resultorio”.

 

Por otra parte, la realización de pruebas más allá de los límites físicos del laboratorio será un área de seguro crecimiento. Todo lo relacionado con el point-of-care-testing tendrá un mayor desarrollo del que tiene en la actualidad. Desde el laboratorio hemos de liderar proyectos que ayuden al correcto desarrollo de las mismas, teniendo claro que nuestra aportación puede tener un claro impacto sobre el paciente.

 

Nuevas tecnologías emergentes como la espectrometría de masas deberá ir incorporándose poco a poco a los laboratorios clínicos con fines asistenciales y tendremos que aprender a trasladar este conocimiento a la práctica clínica habitual. El papel del laboratorio en la medicina personalizada, la genómica y lo que se ha venido en llamar como otras “omicas”, serán también áreas de seguro desarrollo. Sería sin duda deseable que todas estas actividades pudieran ser realizadas con la más alta calidad científico-técnica y es aquí donde normas como la ISO 15189 deben estimularnos y ayudarnos para procurar el mejor servicio a nuestros pacientes.

 

En definitiva, todo un mundo de retos y oportunidades. Como decía Winston Churchill, un pesimista ve dificultades en cada oportunidad, y un optimista ve oportunidades en cada dificultad. Espero que sepamos ser inteligentemente optimistas y aprovechemos las oportunidades que tenemos por delante con el claro objetivo de impactar de forma positiva en la salud de la población.